*Mapa ilustrado por Mario Jodra y con textos de Juan Manuel Bonet. Descárgalo aquí.
¿Sabías que el restaurante más antiguo del mundo está en Madrid? Más allá de sus museos, teatros, palacios, tradiciones y la hospitalidad de su gente, la capital también es famosa por su gastronomía y por conservar con orgullo algunos de los establecimientos más emblemáticos de su historia culinaria: los restaurantes y tabernas centenarios de Madrid.
Según la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid, existen 16 restaurantes centenarios que siguen en activo. Estos espacios no solo ofrecen platos tradicionales, sino que también son testigos vivos de la evolución de la ciudad, desde el siglo XIX hasta hoy.
Desde Madrid Unique Destination te invitamos a descubrir los 16 restaurantes centenarios que no puedes dejar de visitar al menos una vez en la vida. Comer en ellos es saborear Madrid... y su historia.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Fundada por Rafael Fernández en 1892, de la comarca vinícola toledana de La Ardosa, la red de tabernas debe su nombre a la comarca. Esta bodega nació como parte de una red de tabernas destinadas a comercializar sus caldos. Con más de 30 establecimientos en su momento álgido, hoy quedan apenas cuatro, siendo la de la calle Colón la más representativa. Desde 1979, bajo la batuta de Gregorio Monje, evolucionó hacia cervecería, adaptándose a las nuevas normativas que prohíben la venta de vino a granel.
En su interior, una barra de estaño, una atmósfera intacta desde finales del XIX y un ambiente donde el tiempo parece haberse detenido. Es un referente en la cultura tabernaria madrileña, con tortillas de patatas reconocidas entre las mejores de la ciudad y cervezas servidas con mimo, entre ellas una Pilsen checa que le ha valido el reconocimiento como mejor cervecería de España en su categoría. Además, cuenta con el grifo de Guinness más antiguo de Madrid.
Fundado en 1725 por Jean Botín y consolidado por su sobrino Cándido Remis, este restaurante es oficialmente el más antiguo del mundo según el Libro Guinness de los Récords. Su horno de leña, que no ha dejado de funcionar desde su inauguración, sigue siendo el alma del local, donde se elaboran cochinillos y corderos asados con un sabor que ha atravesado generaciones.
Ubicado junto al Arco de Cuchilleros, Botín fue lugar habitual de reunión para grandes figuras como Francisco de Goya, Benito Pérez Galdós, Ernest Hemingway o Ramón Gómez de la Serna. Hemingway lo menciona en varias de sus obras, y Arturo Barea lo inmortalizó en su trilogía La forja de un rebelde. Sus paredes guardan un patrimonio pictórico y literario, como una vista del Madrid del siglo XVI pintada por Pedro Schild.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Más que un café, un icono cultural. Fundado por Gumersindo Gómez, un gijonés que llegó a Madrid en 1888, el Café Gijón se convirtió rápidamente en epicentro de tertulias literarias, debates políticos y encuentros artísticos. Aquí nació el premio anual de novela “Café Gijón”, impulsado por Fernando Fernán Gómez.
Figuras como Cela, Umbral, Gerardo Diego, García Nieto, Cristino Mallo y Ángel Ferrant frecuentaban este espacio que todavía hoy conserva el aire bohemio e intelectual de antaño. Su terraza en Recoletos sigue siendo uno de los rincones más auténticos para observar el pulso cultural de Madrid.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Casa Alberto, en la calle de las Huertas (Barrio de las Letras) fue fundada en 1827, en el mismo lugar donde Miguel de Cervantes vivió entre 1623 y 1614 y escribió algunas de sus obras, finalizando “Viaje del Parnaso”. Este restaurante centenario es un homenaje a la tradición gastronómica y literaria de Madrid.
Su decoración incluye mostrador de ónice, columnas de hierro forjado, zócalos de madera y grifería de vermut original. En su carta brillan el rabo estofado, los callos a la madrileña, el bacalao rebozado, albóndigas de ternera, manitas de cordero y platos de cuchara, todo acompañado de vermut propio artesanal y postres caseros.
En las paredes, cuadros y fotos evocan una clientela taurina (cerca, la calle de la Victoria, con sus taquillas, y el hotel de mismo nombre), teatral (también cerca, el Teatro Español y el de la Comedia) y deportiva.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Más de 130 años de historia y una ubicación inigualable: en el mismo edificio desde donde el anarquista Mateo Morral lanzó una bomba al cortejo nupcial del rey Alfonso XIII en 1906. Casa Ciriaco, fundada como tienda de vinos por Ciriaco Muñoz Sanz, se convirtió en restaurante en 1929.
Aquí se han sentado Ignacio Zuloaga, Valle-Inclán, Mingote, Camba, Eduardo Vicente y Juan Belmonte. El cocido madrileño, la pepitoria de gallina y los callos son sus especialidades. En su fachada, un azulejo recuerda el atentado que conmocionó a la ciudad, el cual causó 25 muertos y más de 100 heridos.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Casa Labra, junto a la Puerta del Sol, en la calle de Tetuán, frente al Corte Inglés, la fundó, en 1860, un asturiano. Célebre por su bacalao, sus empanadillas, sus callos y su rabo de toro, en ella, el 2 de mayo de 1879, Pablo Iglesias fundó el PSOE. Una placa de bronce lo conmemora en su fachada.
Sus frituras de bacalao, empanadillas y croquetas han permanecido fieles a la receta original. Desde 1947 es regentada por la familia Molina. Casa Labra es historia viva de Madrid, donde el sabor popular se une al legado político.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Ubicada en el barrio de Fuencarral, Casa Pedro fue originalmente una casa de postas para arrieros y ganaderos que salían de Madrid hacia el norte. Este restaurante fue adquiriendo fama con la venta de vinos garnacha y moscatel y teniendo como especialidad asados de cordero, cochinillo y productos de la zona. Fundada por Pedro Guiñales y conocida entonces como “Casa de la Pascuala”, esta fonda se transformó en restaurante y bodega con especialidad en vinos garnacha y moscatel.
Su cocina ofrece perdices escabechadas, manitas de cerdo, callos, guisos de cuchara y asados. En sus mesas se han sentado personajes tan ilustres como el joven Rey Alfonso XIII, su majestad el Rey Don Juan Carlos I, así como artistas, toreros, políticos, periodistas, empresarios y miles de madrileños que han agradecido a Pedro la calidad de su cocina y han dejado constancia en afectuosas dedicatorias que adornan las paredes de la casa. La antigua bodega aún se conserva, como un homenaje a su origen rústico.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Ubicada en la Plaza de Santa Ana, fue fundada por industriales alemanes como espacio exclusivo para el consumo de cerveza. A pesar del paso del tiempo, su interior conserva parte del mobiliario original y sigue siendo uno de los lugares más populares para tomar una caña con tapa en pleno centro.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Es el establecimiento más joven. La Casa del Abuelo, ubicada en la taurina calle de la Victoria, “sólo” data de 1906 en la taurina calle de la Victoria.
Con más de 100 años de historia y cuatro generaciones a sus espaldas, La Casa del Abuelo es uno de los templos del tapeo madrileño. Su carta gira en torno a un único ingrediente: la gamba. Gambas al ajillo, a la plancha, en gabardina… todo acompañado de su vino dulce “El Abuelo”.
Su interior mantiene la estructura y decoración original, y su barra siempre está llena. Es uno de esos lugares donde la tradición no solo se mantiene, sino que se celebra.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Entre carteles que recuerdan al diseño clásico del metro madrileño y recetas que han pasado de generación en generación, La Tasca Suprema continúa honrando las raíces de la cocina madrileña de toda la vida.
Fundada en pleno corazón de Madrid en 1890, esta tasca centenaria sigue siendo un refugio castizo donde el tiempo parece haberse detenido. Su proximidad al Tribunal Supremo marcó desde el principio su carácter, convirtiéndola en punto de encuentro de políticos, periodistas y vecinos del barrio.
El local mantiene su espíritu original: salones de ladrillo visto, piedra gris y mesas de madera donde compartir platos tradicionales y buena conversación. Su barra, siempre animada, es perfecta para tapear en un ambiente relajado.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Las Cuevas de Luis Candelas es considerado uno de los restaurantes con más tradición de Madrid. Todo aquel que nos visita es recibido por el propio Candelas, y atendido por el personal caracterizado con las típicas vestimentas que utilizaba este famoso bandolero en el siglo XIX. Dispone de varios salones que reflejan distintos ambientes y trasladan a sus clientes a otra época, ofreciendo un servicio de calidad. En su terraza podrán degustar su cocina madrileña, junto al Arco de Cuchilleros.
Son varias las especialidades que ofrece, entre ellas destacan sus famosos asados Cochinillo y Cordero Lechal, en horno árabe de leña de encina, los Callos a la madrileña, su Cocido de Puchero o los Postres típicos de Madrid. El restaurante ofrece una variada y extensa carta de vinos, que han sido cuidadosamente seleccionados para acompañar su gastronomía.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Uno de los máximos exponentes de la alta cocina en Madrid, fundado por el francés Émile Huguenin. Lhardy introdujo el concepto de restaurante de lujo en la capital y fue el primero en ofrecer cocina europea y repostería refinada. Su consomé servido en samovar, los riñones al Jerez y su cocido madrileño son ya patrimonio culinario.
Sus salones —el Isabelino, el Japonés y el Blanco— acogieron reuniones políticas, tertulias literarias y cenas diplomáticas. Azorín decía que en Lhardy, "nos esfumamos en la eternidad".
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Fundado en 1895 por un conquense, Malacatín es uno de los grandes templos del cocido madrileño. Su nombre viene de un mendigo que canturreaba "Tin tin tin, Malacatín". La decoración interior, repleta de azulejos y cartelería taurina, mantiene el alma castiza intacta.
El cocido se sirve en tres vuelcos, y completan la carta platos como callos, bacalao con tomate o lomo de bonito con pisto. Hoy, regentado por la cuarta generación, mantiene ese trato familiar que tanto agradecen los comensales.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
La primera posada de la Corte fue fundada en 1642 en un antiguo molino de harina de la Cava Baja. Tras una cuidada restauración en 1980, se convirtió en restaurante de cocina tradicional gracias a Félix Colomo.
Sus cazuelas de barro, su horno árabe y su carta centrada en cocido, cordero lechal y callos a la madrileña mantienen viva la esencia más castiza. Sus sillas están grabadas con los nombres de personajes ilustres que han pasado por allí.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
La taberna más antigua sin reformar de Madrid fue fundada en 1787 por el picador Colita. Sus paredes aún conservan las lámparas de gas, el elevador de botellas desde la bodega y medallones con los rostros de toreros legendarios como Frascuelo y Lagartijo.
Reformulada por Antonio Sánchez —también torero—, fue frecuentada por Pío Baroja, Marañón, Sorolla o Ignacio Zuloaga. Hoy sigue ofreciendo cocina casera como callos, guisos y torrijas, manteniendo intacta la esencia del siglo XVIII.
Imagen cedida por la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid.
Aunque no es un restaurante como tal, merece una mención como lugar centenario, fundado en 1894. Pastelería icónica de Madrid desde su fundación por tres mallorquines. En su local de la Puerta del Sol se sirve repostería tradicional como napolitanas, roscones o bartolillos. Su historia es también la de tertulias, celebraciones familiares y dulces recuerdos compartidos por generaciones.
Dirección: Puerta del Sol, 8 – 28013 Madrid